Breve historia

Sofía laconis nació en Casino (hoy Castelsilano, sur de Italia) el 18 de noviembre de 1867.
Durante la niñez, enfermó gravemente, lo que motivó la decisión familiar de que recibiera antes de la edad establecida, la Primera Comunión. Este acto de fe permitió la recuperación de su salud, y así se cumplieron en ella, los designios de la Providencia.

En su adolescencia ingresó al Instituto Hermanas de Caridad Hijas de la Inmaculada, iniciado por su tía, Madre María Fabiano, cambiando su nombre por el de María Eufrasia.
En 1893, ante un pedido de religiosas para el Hospital Italiano de Buenos Aires, fue trasladada a la Argentina.
A partir de aquí se multiplicaron las tareas y obras, que respondían a las necesidades del tiempo: asistencia a los enfermos, educación de la niñez, dedicación a los más pobres.

Mientras estas actividades prosperaban en la Argen­tina, serias dificultades amenazaban la continuidad del Instituto en Italia, hasta que por un decreto del 31 de enero de 1901 quedó disuelto. Sin embargo, los esfuerzos renovados de la Madre Eufrasia y su fe en el poder de la oración, lograron que la nueva Congregación se organizara, en 1904, bajo jurisdicción diocesana, con el apoyo del Arzobispo de Buenos Aires, Mons. Mariano Antonio Espinosa.

En los años sucesivos, la familia religiosa de las Hijas de la Inmaculada Concepción continuó expandiendo sus obras en la Argentina, apoyadas por el P. Vicente Gambón, SJ. Además, la Madre fundó en Milán, un noviciado y un colegio.

En 1914, su salud suscita preocupaciones. Pero continuó trabajando en forma infatigable para con­solidar la Congregación que era, como ella decía:…el ideal más grande y sublime de mi existencia.
El 2 de agosto de 1916 volvió a la Casa del Padre, rodeada por sus hijas.

Muchos han sido los testimonios de dolor. Entre ellos, el de Mons. Espinosa:
“…cuánto he sentido la pérdida de la buena Madre Eufrasia, que tanto me quería y a quien yo también estimaba mucho, como que era una santa religiosa y hacía tanto bien a su Congregación.”

MUSICAL

“Eufrasia, el amor que cruzó el océano” evoca la vida de una mujer que, impulsada por la fuerza del Espíritu Santo, vivió plenamente su entrega a Dios. Él, con su mirada providente sobre la historia, enciende una luz: Eufrasia nace en Italia, en una época que sufre el enfrentamiento entre la Iglesia y el Estado. Ya consagrada, es enviada a la Argentina, donde servirá a Jesús entre los enfermos, los niños y los más necesitados. Y otra vez debe cruzar el océano, con un dolor muy profundo: su Congregación había sido disuelta. Pero aceptó el desafío de no abandonar lo emprendido, obteniendo de la Iglesia la aprobación diocesana de las Hijas de la Inmaculada Concepción en 1904. Poco tiempo después de fundar el noviciado y un oratorio en Milán, vivió su Pascua definitiva en el Hospital Pirovano de Buenos Aires, el 2 de agosto de 1916. Si pudiéramos resumir cuál es su herencia, diríamos que amó profundamente el misterio de la Inmaculada.

PERTENECEMOS A LA CONGREGACIÓN
HIJAS DE LA INMACULADA concepción

Nuestra identidad de fe

La familia religiosa de las Hijas de la Inmaculada Concepción de Buenos Aires fue fundada por la Venerable Madre Eufrasia Iaconis.

El carisma es específicamente mariano. Consiste en la contemplación del misterio de la Inmaculada Concepción, para llegar a ser su copia viva.

Teniendo en cuenta su específica espiritualidad mariana, las Hijas de la Inmaculada Concepción realizan su servicio en la Iglesia buscando difundir el culto a la Santísima Virgen y ayudar a los hermanos en sus diversas necesidades. Caminan tras las huellas de la Madre Eufrasia y continúan su obra, que se extiende hoy en 6 naciones: Argentina, Italia, España, Brasil, México, India y Burundi.

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